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Phillip Noyce es un especialista en la variedad a la que puede someterse el género ¨thriller¨.
En este caso tenemos un thriller de acción protagonizado por el holandés Hauer, viviendo su época dorada, aquella que nunca más volverá a suceder para él viendo el destino por el que ha optado.
Pero es una de esas películas nostálgicas para los niños de los ochenta, con la que crecieron, y que formo parte de emisiones televisivas y portadas de videoclub que les dejaban boquiabiertos.
En realidad es una película que peca de infantil, y trata de ser el Zatōichi norteamericano, pero muy mal adaptado. Es imposible creerse a Hauer como hombre ciego, y menos con las fantasmadas que hace cada poco.
El reparto tiene muchas caras conocidas, pero ninguno de ellos destaca por encima, y por si fuera poco, Meg Foster apenas tiene minutos de protagonismo, lo cual me parece un verdadero desperdicio.
Una trama simple, un desarrollo aburrido y por momentos demasiado ¨familiar¨, a pesar de sus secuencias violentas (lo único de agradecer).

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